Es simple: David Valadao se preocupó más por complacer a los líderes de su partido y enriquecer a los grandes farmacéuticos que por el bienestar y la salud de sus constituyentes. El difícil creer que tenga la audacia de pedir una segunda oportunidad. Pero hay demasiado en juego para darle otra oportunidad a una persona que no cumplió con su deber la primera vez.